Apostar por valores diferenciales como la tecnología, tomar decisiones rápidas y, sobre todo, poner al cliente en el centro de todas las operaciones. Estas son algunas de las claves con las que Alsa, compañía líder en España de transporte de viajeros, está haciendo frente a la crisis generada por el Covid-19, según ha desgranado su CEO, Francisco Iglesias en la última sesión online de Experiencia de Socio CESUR.

La llegada de la pandemia ha afectado enormemente a la movilidad de larga distancia, que ha registrado una caída del 90% pese a tratarse de un servicio público y, por tanto, ha podido operar de forma ininterrumpida. Según ha indicado Iglesias, “tener mucho personal en ERTE nos ha permitido subsistir”. Y es que, en este contexto, la primacía de transporte público sobre el privado se ha revertido en los últimos meses.

Para hacer frente a esta compleja situación y recuperar la confianza del cliente, el CEO de Alsa ha explicado que su compañía está apostando de lleno por escuchar las necesidades y exigencias del cliente para ofrecerles así, respuestas rápidas y efectivas. “Ha cambiado la prioridad del cliente. Antes primaban el precio, la duración y el confort. Ahora buscan transparencia, limpieza y protocolos a seguir. Lo que nos ha hecho adaptar nuestro producto de forma importante”, detalla Francisco Iglesias. La compañía de transporte ha adaptado su flota para ofrecer el mejor servicio, instalando mamparas de seguridad, limpiando mediante ionización, formando a sus conductores, … un proceso que Iglesias ha definido como “muy complejo”.

El Covid también ha acelerado los procesos de digitalización e innovación tecnológica en este sector. Según el directivo sevillano, “no va a tener nada que ver la movilidad del año 2025 con el de ahora mismo”. Por ello, ha subrayado la importante apuesta que Alsa realiza en tecnología, un factor que consideran diferencial, por lo que ya han implantado controles de velocidad remoto, cámaras inteligentes con las que se han reducido los accidentes en un 50% en los últimos 5 años, o autobuses autónomos como el que opera en el campus de la Universidad Autónoma de Madrid. “Hay que gastar mucho tiempo en estos proyectos. Contratar un departamento de innovación y ponerlo a pensar no es suficiente, hay que implicar a la alta dirección o no conseguimos nada”, ha puntualizado Francisco Iglesias.