Artículo de Juan Francisco Iturri, Presidente de CESUR, en El Economista el 22 de abril de 2021

No está siendo fácil para nadie. No lo es desde luego para los que levantamos la persiana cada mañana con la mascarilla puesta. A muchos se nos han ido amigos y familiares, a otros nos cuesta afrontar un futuro marcado por la incertidumbre, y no me refiero solo al riesgo de poder contraer una terrible enfermedad, también al interrogante que se ciñe sobre la economía de nuestro país. No sabemos qué va a pasar. Y también tenemos mucho talento, jóvenes capacitados y preparados. Pero muy pocos de ellos se animan a emprender una aventura empresarial.

Hay muchos sectores, muchas empresas, mucha gente pasándolo muy mal. Y debemos ser solidarios, ayudarles para salir todos juntos de esta situación. Pero a su vez debemos mirar este momento como la oportunidad de transformar la estructura económica y empresarial de nuestra tierra.

Estoy convencido de que estamos en un momento lleno de oportunidades, y además de eso, vamos a contar con el mayor esfuerzo inversor en nuestra generación: los fondos Next Generation no son un regalo, son una obligación para con las generaciones futuras de transformar esta tierra, de legarles una estructura económica equilibrada, con oportunidades de desarrollo laboral y personal. Es ahora cuando debemos estar atentos y aprovechar las oportunidades que se presentan, reforzar las estructuras que ya se han planteado y aunar esfuerzos apostando por entablar sinergias con otras empresas de nuestra región para aprovechar las puertas que nos van a abrir los fondos europeos, como la economía verde o la digitalización.

Nunca, en nuestra historia reciente, hemos estado todos más abiertos a los cambios. Nunca ha habido tantas oportunidades para emprender. No podemos volver al punto en el que estábamos; las siguientes generaciones no nos lo perdonarían. Hagamos cosas diferentes para obtener resultados diferentes. El mundo ya ha dejado de ser lo que era, debemos impulsar nosotros el cambio y aprovecharlo. Vayamos de la calamidad a la oportunidad.

Artículo en El Economista