Los empresarios por lo general solemos ser muy prudentes a la hora de opinar sobre cuestiones políticas, ya que cada cual es muy libre de tener su opinión, y nuestra función en la sociedad no es política, sino fundamentalmente social, aportando nuestros conocimientos y recursos para generar empleo y estabilidad social allí donde trabajamos. Pero hay momentos en la vida de una sociedad que pueden resultar críticos por las decisiones políticas que un partido determinado pueda tomar y, como parte de la sociedad civil española, no podemos permanecer callados.

En términos generales, una amnistía es una medida de gracia de carácter muy extraordinario que actualmente no cabe en nuestro ordenamiento jurídico, ni está contemplado en la Constitución. Por este motivo, cualquier modificación al respecto del estatus actual, requeriría de un consenso muy amplio del arco político y social de nuestro país. En caso contrario, rompería el principio de solidaridad y abriría la vía a otros procesos similares en el futuro.

Entendemos, igualmente, que de producirse una medida de gracia tan extraordinaria la compensación a esa medida por parte del amnistiado debería ser proporcional. Una amnistía significa borrar las culpas pasadas sobre la base de la reconciliación. Y en todo este tiempo de negociación de este proceso, en ningún momento se ha hablado de reconciliación, perdón o algo así como “lo siento, no debería de haber ocurrido y no volverá a suceder”. Sin este componente, la amnistía no es un remedio, es una abdicación.

En esta misma línea, consideramos que pactar una amnistía a los implicados en la revuelta del 1 de octubre de 2017 en Cataluña, promoviendo un referéndum ilegal de independencia perfectamente organizado, a cambio de facilitar los votos para una investidura, produce estupefacción en los países que conformamos la UE, además de división y crispación en la sociedad española.

Una amnistía de estas características afecta a toda España, no solo a Cataluña, ni a esa parte minoritaria independentista. Afecta a las instituciones, a la estabilidad política, social, moral y económica; a la igualdad de todos los españoles ante la ley, a la coexistencia de la Unión Europea. Por esta razón, como ya se ha dicho, primero tiene que haber un consenso muy mayoritario y muy meditado.

REPERCUSIÓN EN PRENSA